Entrevista para ABC Extra Decoración (mayo 2009)

Formáis un buen equipo. Javier es diseñador industrial y José Luis interiorista. ¿Qué ventajas os aporta esto a la hora de diseñar?

Tal vez la fundamental sea la de poder cubrir escalas, planteamientos proyectuales y visiones espaciales muy diferentes; el caso más claro lo podemos tener en el desarrollo que estamos realizando en estos momentos en nuestro estudio de dos proyectos muy diferentes; por una parte estamos diseñando una sencilla pinza para colgar la ropa dirigida de manera especial, aunque no exclusiva, a todas aquellas personas con discapacidades en las manos, y simultáneamente estamos desarrollando una marquesina de transporte que resolverá muchos de los problemas que hemos detectado en las paradas de autobuses, tranvías, trenes ligeros, etc., etc., y que se inserta lógicamente en una escala urbana que sobrepasa la dimensión del propio objeto.

¿Cómo definiríais la función esencial de un diseñador?

La de dar forma al entorno material y cotidiano, el más cercano e inmediato a la vida de la gente; pero por supuesto sin olvidar que el trabajo del diseñador es una actividad inmersa en el proceso productivo, en el que debe introducir mejoras en el campo de la competitividad, la diferenciación y posicionamiento de la empresa para la que trabaja, pero sobre todo en la mejora y perfeccionamiento de los productos dicha empresa introduzca en el mercado.

Decís de vosotros mismos que os gusta trabajar con ideas como pragmatismo, poesía, reflexión, concepto, ilusión, búsqueda, pensamiento… ¿puede un objeto encerrar todos estos términos? Por supuesto que sí; creemos que nuestra trayectoria así lo demuestra ¿De qué manera? Fundamentalmente huyendo de un diseño formalista y vacio, en el que la imagen del objeto sea su seña de identidad exclusiva y excluyente; nuestra intención es la de crear objetos, cosas, espacios, de dentro hacia fuera, con contenido, donde su esencialidad interna se manifieste en una imagen serena y discreta, que conecte con la gente a base de susurros, nunca de gritos; no nos interesa crear iconos.

¿Cómo es el proceso de creación de un producto en díez+díez diseño?

Varía mucho de la tipología de producto que abordemos, de la formulación del encargo por parte del cliente o de los condicionantes productivos de éste. Creo que la mayor diferencia que podemos encontrar con el método de trabajo de otros diseñadores es que nosotros bocetamos, formalizamos propuestas o posibilidades gráficas de una manera bastante escasa; preferimos pensar, meditar, reflexionar mucho alrededor del proyecto, de su materialización y su introducción como producto dentro de la vida de la gente; como hemos explicado anteriormente, preferimos crear de dentro hacia fuera, del alma hacia la piel.

Vuestra filosofía a la hora de trabajar es la transversalidad ¿Qué significa exactamente este método de trabajo?

Fundamentalmente la de tomar como punto de partida para nuestro proceso de creación cualquier referente ajeno al propio mundo del diseño, ya que creemos que esto puede acabar convirtiendo a nuestra profesión en una actividad autorreferencial y paródica, desligada de la vida real de la gente; preferimos buscar inspiración o referentes en el mundo del pensamiento, de la poesía, del teatro, del cine o del arte.

Afirmáis que os gustaría trabajar para Ikea o Muji, que preferís vender un millón de objetos de un euro, antes que un objeto de un millón de euros. ¿Es posible hacer diseño de calidad a precios asequibles?

Si, por supuesto, siempre que entendamos por precio asequible el que represente una relación perfecta entre lo que el producto le cuesta al comprador y lo que aquel le proporciona a este; el diseño debe entenderse como una profesión que debe conjugar, equilibrar todos los factores, ya sean económicos, funcionales, productivos, y no solo estéticos, que confluyen en un producto.

Habéis creado pictogramas esenciales, tazas tímidas, librerías invisibles, bancos lentos, luces embaladas, botijos para el nuevo siglo, trozos de mar petrificados, muebles tan serviciales como C. C. Baxter, alfombras que dan vértigo y un largo etcétera. o piezas como las que acabáis de presentar en la exposición FOODJECTS ya sea la magdalena con memoria interna o cuencos introvertidos. ¿Existe un mensaje detrás de cada proyecto de díez+díez diseño?

No creo que podamos hablar de mensaje; creemos que sea inquietante y terrible que todos y cada uno de nuestros productos “hablasen” a la gente que se encontrase cerca de ellos, eso sería fantástico en uno de los relatos de nuestro admirado Juan José Millas, pero nunca en la vida cotidiana; lo que pretendemos es que el objeto tenga algo así como un alma, una vibración interior que se trasmita a su superficie de una manera sencilla y serena, sin estridencias.

¿Cómo veis el panorama del diseño español actual?, ¿se está avanzando?, ¿se hacen cosas interesantes?

Complicado, si pensamos que existen todavía muchísimas empresas que no han introducido el diseño como un factor de rentabilidad y mejoramiento de sus productos, o que si lo han hecho ha sido simplemente como un factor cosmético y publicitario; pero simultáneamente esperanzador, siempre que  entendemos que la crisis que estamos viviendo puede convertirse en una oportunidad magnífica para reflexionar y plantearnos el tipo de empresa y de industria queremos y necesitamos para nuestro país, sobre lo que hasta ahora hemos hecho mal, o simplemente no hemos hecho; creemos que la respuesta a todas estas preguntas tiene que ser la de una generar una actividad económica basada en la trasmisión de una identidad potente y definida, y unos valores comprometidos con la sociedad en la que dicha actividad se genera; creemos que el diseño debe ser  un valor fundamental e intrínseco, y no añadido como tantas veces se ha dicho, de ese tándem del I+D+I del que tanto se habla.

También habéis trabajado en diversos proyectos de mobiliario urbano, hacia el que sentís un gran respeto. ¿Qué diferencia existe respecto del mobiliario particular a la hora de trabajar?

Una diferencia fundamental es la de tratarse de un producto que el usuario se encuentra “impuesto”, colocado en sus calles y plazas, y por lo tanto su capacidad de elección se encuentra muy limitada, reducida en realidad a escoger una espacio urbano u otro para su disfrute; por ello nos interesa especialmente que el mobiliario urbano que desarrollamos no se limite simplemente a llenar un espacio sino a crear un lugar, un ámbito donde la gente además de descansar se relacione, se encuentre y se comunique.

¿Hay algo que os quede por hacer? ¿Algún proyecto que os gustaría realizar como diseñadores?

Nos gustaría especialmente poder pasar del relato a la novela o dicho de otro modo, poder dar el salto del diseño objetual al del espacio; nos gustaría  crear por ejemplo un café, un restaurante o un hotel, espacios donde la gente, el verdadero objetivo de nuestro trabajo y para la que hasta ahora hemos creado las cosas más cercanas, pudiese sentir esa misma esencialidad y vibración que tienen nuestros objetos.

Un proyecto preferido… ¿por qué?

Nuestro diseño favorito sigue siendo la librería Virtual, producida por MiSCeL·LàNia; se trata de un diseño que resuelve problemas, como dónde y cómo colocar todos esos libros que van amontonándose en inestables columnas en los espacios más insospechados de nuestras casas y estudios; pero a la vez posee una carga poética y visual muy grande; es una librería contradictoria porque desaparece cuando está llena, y es mayor el contenido que el continente. Es un proyecto que refleja bastante bien nuestros planteamientos, es un diseño que nos gusta llamar esencialista, término que va más lejos que el manido de minimalismo; no nos gusta llegar a lo mínimo, sino a lo esencial.